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Dos nuevas arquitectas egresaron a distancia

A través de una videoconferencia, Florencia Ginestar y Macarena Finocchiaro defendieron su Trabajo Final de Grado de la carrera de Arquitectura.

imagen Dos nuevas arquitectas egresaron a distancia

El jueves 12 de mayo, Florencia Ginestar y Macarena Finocchiaro se convirtieron en las segundas egresadas de la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo, desde que se decretó el Aislamiento Preventivo, Social y Obligatorio. Siguiendo a Guido Bartolini, de Ingeniería Civil. 

Las flamantes arquitectas expusieron, mediante la plataforma Zoom, su proyecto final sobre un “Centro de Reinserción Juvenil (CRJ)”, destinado a jóvenes de 16 a 18 años con condena a privación ambulatoria de libertad.

Florencia y Macarena, quienes son amigas desde la infancia, y han atravesado juntas sus estudios desde la primaria hasta la Universidad, charlaron con el área de Prensa y Comunicación Institucional de la Facultad de Ingeniería sobre el proyecto presentado y la innovadora experiencia de rendir a distancia.

¿De qué se trató el proyecto final?

Nuestra propuesta pretende, desde la perspectiva de la arquitectura, contribuir a la resolución de la problemática de la delincuencia juvenil en Mendoza, con un fuerte enfoque en la reinserción y reintegración de quienes habitan estos espacios: los jóvenes en conflicto con la ley.

Elegimos este tema porque para nosotras la Arquitectura debe, necesariamente, tener un enfoque social y una perspectiva integral. Nos desafiamos a resolver una problemática que involucra usuarios con características muy complejas, desde un diseño que se contrapusiera a la arquitectura carcelaria y de encierro, la cual es propia hasta ahora en nuestra región. Creemos que es una condición sine-qua-non que los espacios para la privación ambulatoria de libertad cumplan con la normativa internacional sobre Derechos Humanos y con estándares de higiene, seguridad y confort; y que desde la arquitectura comencemos a tomar parte en el diseño de estos.

Al tomar la decisión de proyectar un espacio de encierro, tomamos dimensión de que estábamos abordando un tema “tabú” en nuestra sociedad, que requiere un cambio de paradigma social y cultural: dejar de considerar la privación de libertad como castigo y entenderla como un proceso necesario para la reinserción de los jóvenes en la comunidad.

El proyecto se desarrolla en tres escalas: (1) lo urbano; (2) el Centro de Reinserción como conjunto y (3) la unidad habitacional. Esto nos permite generar una propuesta integral desde el diseño urbanístico, paisajístico y finalmente, arquitectónico. A su vez, cada una de estas se resuelve en base a premisas formales, funcionales, tecnológicas y ambientales.

La propuesta apunta a la retroalimentación de todo el conjunto para que este realmente funcione como tal y, lo más importante, permite que se genere una transferencia de saberes desde la propuesta arquitectónica a las propuestas educacionales y de formación de los jóvenes en proceso de reinserción.

¿Cómo fue la experiencia de rendir el trabajo final por videoconferencia?

Bueno, esto tuvo algunos pros y contras, pero creemos que prevalecieron los pros, pensando en el contexto que vivimos.

Por un lado, la metodología virtual fue para nosotras simple. Recalcamos en este punto que fue posible gracias a que tenemos acceso a la tecnología (internet, computadoras), y que estamos familiarizadas con ella (videoconferencias, trabajo en grupo a distancia, manejo de redes). Además, desde la Facultad pusieron a disposición una plataforma paga, que muchas veces son más seguras y estables. El punto que podía ser más conflictivo, fue la calidad de las conexiones a internet, que por suerte fue muy estable.

Por otro lado, permitió que compartiéramos este momento con familiares y amigos/as que no están en la provincia en este momento y pudieron vernos desde Bali y París, por ejemplo. Más de 60 personas nos acompañaron, entre profesores, compañeros/as, amigos/as y familia. Nos quedan pendientes los abrazos, que tantas ganas tenemos de darles a cada uno/a. Aunque, a través de mensajes, llamadas y demostraciones de cariño, nos enseñaron que la presencia es mucho más que el contacto de un abrazo.

Para nosotras la prioridad era rendir el Trabajo Final de Grado y agradecemos a la Facultad y, sobre todo, al Arq. Emilio Piñeiro por su predisposición y esfuerzos para que así fuera. Creemos que en el contexto que nos toca hoy vivir a nivel mundial, hay muchas herramientas que debemos aprender y que pueden continuar utilizándose de aquí  a futuro para seguir garantizando el derecho a la educación, que es la prioridad. 

La palabra del Director de la carrera de Arquitectura

Sobre la presentación, el director de la carrera de Arquitectura, y asesor del Proyecto Final, Arq. Emilio Piñeiro, destacó que las estudiantes generaron una estrategia comunicacional eficiente, con un relato sin fisuras que pudo expresar la complejidad y profundidad del tema, indicando los objetivos y premisas claramente.

Pero la mayor valoración del trabajo estuvo en que la propuesta proyectual resuelve el problema planteado. En las distintas escalas de dicho proyecto, se verificó la intencionalidad de reinsertar a los jóvenes a una sociedad de una manera en la que la arquitectura deberá ser el vehículo que lo haga posible, agregó Piñeiro.

Con respecto a la experiencia de evaluación final a distancia, dijo que esta abre una serie de oportunidades con respecto a la posibilidad de no depender de la disponibilidad física del lugar institucional que dé lugar al encuentro (auditorios, aulas, etc), y la factibilidad de participación de personas que estén en cualquier lugar del mundo.

Los participantes de esta experiencia, además de las nuevas arquitectas, fueron los integrantes de la asignatura Trabajo Final: Emilio Piñeiro, Gonzalo De Rocci y Juan Pablo Elías; y los jurados del proyecto Lorena Córica y Eduardo Sansoni, quienes por unanimidad calificaron el trabajo con un 10.

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