La Arquitectura Bioclimática emerge como una solución sostenible para abordar los desafíos medioambientales y energéticos del siglo XXI. Enfocándose en la eficiencia energética y el respeto por el entorno, esta disciplina aprovecha los recursos naturales para optimizar el confort en las viviendas.
Victoria Mercado, docente de la cátedra Arquitectura Bioclimática de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO, e investigadora del CONICET; junto a Noelia Alchapar, quien también es profesora de la UNCUYO e investigadora del CONICET; explicaron que implementar pequeños cambios en una vivienda –ya construida o a punto de construir– puede tener un gran impacto en la reducción del consumo energético.
¿Por qué es importante la arquitectura bioclimática en una vivienda?
“La arquitectura bioclimática es aquella arquitectura que usa todos los recursos del clima. Específicamente se basa en implementar pequeños cambios en una vivienda que pueden tener un gran impacto en la reducción del consumo energético”, destacó Mercado a Unidiversidad.
“Lo que hace particularmente la arquitectura bioclimática es, justamente, analizar todas estas variables, como la temperatura, el aire, la velocidad de movimiento, la frecuencia, la orientación, la radiación solar o las precipitaciones. Lo fundamental es adaptar el diseño de la arquitectura a esas variables y que jueguen a favor de la climatización”, continuó.
Los materiales fríos: la nueva tendencia en la arquitectura bioclimática
Para Noelia Alchapar, los materiales fríos durante el día destacan por su capacidad para reflejar de manera eficiente la radiación solar recibida, mientras que, durante la noche, estas superficies exhiben una notable habilidad para liberar el calor absorbido.
“Aquí lo fundamental es trabajar en las propiedades ópticas de las superficies de los materiales de una obra, ya que estos pueden modificar el consumo energético y tener un impacto notable sobre los usos de la energía y la habitabilidad de los espacios exteriores”, destacó Alchapar.
De hecho, para Alchapar, “los materiales de construcción fríos mejoran la habitabilidad de las viviendas y son una de las estrategias número uno –junto con el reverdecimiento– para mejorar la temperatura de aire exterior”.