El paso abrupto del cursado presencial a la distancia a través de Internet, marcó un hito histórico en la enseñanza universitaria. Esto generó la obligación de utilizar diferentes herramientas tecnológicas que permitan la conexión entre docente y estudiante para continuar el desarrollo pedagógico; pero hay que entender que no en todos lo casos puede desarrollarse con plenitud.
En relación a esta temática, desde hace dos años, un grupo de investigación de nuestra Facultad lleva adelante el proyecto “Uso de las TIC como apoyo al proceso de enseñanza aprendizaje de Química Orgánica (segunda parte)”, con la finalidad de elevar la calidad de la formación en relación a la enseñanza tradicional en esa asignatura de las carreras de Ingeniería.
Con respecto al paso inesperado de la presencialidad a la distancia, Liliana Ferrer, Directora del proyecto, manifestó: “Es una situación totalmente impensada, pero considero que debe ser tomada como una oportunidad para hacer cambios que son necesarios en la educación”. Sobre ello, se refirió también a la importancia de la capacitación: “en ese aspecto estuvimos muy acompañados por el Área de Educación a Distancia, tanto de la Facultad como de la Universidad. Esto lleva un esfuerzo extra ya que implica dedicarle mucho tiempo”.
Características del proyecto
En la primera etapa del proyecto se llevó a cabo la recolección de datos, a través de sondeos a estudiantes y recopilación de información de las distintas herramientas disponibles para incorporar a la clase. En base a las encuestas realizadas, surgió la necesidad de buscar una nueva metodología, a partir de nuevos instrumentos de enseñanza que incluyeran el uso de dispositivos digitales.
Al respecto, Ferrer explicó: “notamos que cuando se aburrían desviaban su atención al celular en clase y después buscaban videos de YouTube para entender el tema”. Pero que a veces, lo que los estudiantes encontraban no tenía la misma explicación ni el mismo enfoque, “entonces decidimos que sería muy útil que usen el celular en clase y les genere más entusiasmo”, agregó.
Como resultado de esa primera parte de la investigación, las herramientas y estrategias mediadas por TIC que se establecieron como adecuadas para incorporar en el curso de Química Orgánica fueron: Aula Invertida, actividades de laboratorio cortas e interactivas, y plataforma Socrative.com.
La primera, como el nombre lo indica, es un modelo invertido de aprendizaje. Lo que se pretende es que la parte teórica se lleve a cabo en horas extra-clase mediante contenido multimedia; para que cada estudiante decida, en base a su disponibilidad, en qué momento y lugar acceder a dichos tema. Entonces, esto permite que las actividades prácticas sean ejecutadas en el aula, de forma interactiva y en trabajo colaborativo.
La segunda -que tiene relación directa con la anterior-, tiene como objetivo que las actividades mencionadas sean cortas, atractivas y sencillas. De esta forma se logra una interacción directa entre el contenido teórico, los materiales y el equipamiento técnico del laboratorio.
Y la tercera, es una aplicación de acceso gratuito donde estudiantes se conectan en clase y responden a las preguntas que genera cada docente. Además, la plataforma permite ver el progreso individual y grupal en tiempo real, también con estadísticas posteriores generadas por el mismo programa.
“Está claro que el objetivo que se persigue con la incorporación de estas nuevas tecnologías es mantener la atención del alumno y lograr un aprendizaje de acuerdo con el contexto tecnológico-social en el que vive, ya que pertenece a una generación que está en contacto permanente con dispositivos digitales”, explicó la docente investigadora.
Otra herramienta que también se encuentran investigando es la realidad aumentada, en la búsqueda de mostrar, a través de ella, la estructura tridimensional de las moléculas. Este instrumento funciona combinando ambientes reales con información digital, lo cual se visualiza en una pantalla con la intención de ampliar nuestros sentidos. Actualmente, esta modalidad está siendo desarrollada por Mario Bustillo, integrante del proyecto y estudiante de Ingeniería Mecatrónica.
Beneficios a futuro
Desde el equipo de investigación consideran que el uso de las TIC por sí mismas no garantizan el aprendizaje, si no que resulta necesario pensar estrategias que las incluyan para motivar, estimular y retener al estudiantado en esta nueva modalidad. Además, fortalecen el desarrollo de aptitudes de trabajo colaborativo, no sólo en el aula universitaria sino también a nivel de preparación para el mundo laboral, “de esa forma adquieren otras capacidades que forman al perfil del ingeniero, como competencias tecnológicas, pensamiento crítico, capacidad para aprender en forma continua y autónoma”, explicó Ferrer.
Para finalizar, la directora de la investigación enfatizó que “más allá de concluir el proyecto en algún momento, la nueva metodología de trabajo tiene que estar adaptándose a los cambios, desde el campo de las nuevas tecnologías hasta los de educación, porque año a año van a ir llegando nuevos y distintos estudiantes”. Además, esta experiencia sirve como material teórico y práctico con posibilidad de ser replicado en otras asignaturas, “algunos docentes de esta materia también son de otras, por lo que los procedimientos de trabajo también son usados en mayor o menor medida por otras cátedras”.