Un equipo de investigación de la Facultad de Ingeniería plantea y comprueba que pueden fabricarse elementos constructivos para viviendas sociales a partir del desarrollo de morteros de cemento con agregado de plásticos. A través de este proyecto, avanzan ahora en la optimización de mezclas para mejorar resultados en cuanto a resistencia, densidad, aislación térmica y economía.
Ante la inquietud de una empresa constructora de Junín, departamento que es modelo en la reutilización de materiales, y partiendo de la hipótesis de que esto era técnica y ambientalmente posible, los investigadores estudian la modificación de un mortero de cemento tradicional incorporándole plástico y aditivos. “Esto permite obtener mezclas livianas, pero a su vez resistentes para la construcción de viviendas prefabricadas”, aseguró la doctora en Ingeniería Irma Mercante, quien dirige la investigación.
Hasta ahora, entre otros resultados, coinciden que para lograr mejor resistencia mecánica, resulta más favorable incorporar el plástico en forma de partículas redondeadas.
El impacto de estos estudios científicos va más allá de su aplicación en viviendas sociales y, advierten, que podría servir a futuro para el sector de la construcción en general. Además de promover la recuperación y reciclaje de residuos, permitiendo usar plásticos de baja calidad que actualmente no pueden ser reciclados.
“Esto evitaría que dichos plásticos fueran a parar a un relleno sanitario, o peor aún, a un tiradero a cielo abierto”, destacaron quienes encaran este proyecto desde el Centro de Estudios de Ingeniería de Residuos Sólidos (CEIRS), del Instituto de Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería. Lo hacen con financiamiento de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado (SIIP) de la UNCUYO y de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación de la Nación.
En detalle
“Hasta el momento hemos obtenido buenos resultados en términos de resistencia mecánica con algunos plásticos. Esto nos permitió identificar que ciertas morfologías de partículas plásticas (en particular las redondeadas) son mejores que otras. Los plásticos redondeados que ensayamos fueron pellets producidos en una industria de reciclaje local”, explicó Mercante. Destacó que, sin embargo, buscan la manera de utilizar los plásticos de menor calidad como los procedentes de residuos sólidos urbanos: “Aquellos que no pueden ser utilizados en otros procesos o productos reciclados”.
En lo que refiere a procedimientos, empezaron por la búsqueda de bibliografía internacional, lo que los llevó a una publicación en una revista indexada. “Esto nos permitió conocer la situación a nivel mundial en cuanto al uso de residuos plásticos en morteros y hormigones. El siguiente paso fue proponer dosificaciones y elaborar las primeras mezclas, para luego ensayar probetas y determinar sus resistencias mecánicas”. Detallaron, además, que el proceso de estudio es cíclico, y que vuelven a empezar con cada resultado. Hoy trabajan en el segundo rediseño de mezclas y elaborando nuevas probetas para ensayo.
Desde el CEIRS lo que buscan, también, es mejorar y aportar resultados comprobables para otras experiencias similares a la que lleva adelante la comuna de Junín, que es modelo a nivel sudamericano en cuanto a educación y recuperación de plástico.
“En su momento ellos plantearon el reciclaje mediante la elaboración de ladrillos y actualmente se han propuesto elaborar otros productos. Nosotros planteamos una alternativa más para el reciclaje, utilizando en los ensayos los materiales plásticos que ellos también recuperan y trituran, en otro tipo de elementos constructivos y con otras funciones”, agregó Mercante.
Múltiples beneficios
Desde la UNCUYO advierten que el uso de plástico reciclado traería múltiples beneficios. “Desde el punto de vista técnico, el uso de agregados plásticos produce mezclas más livianas y aislantes que los hormigones tradicionales. Además, el sistema de prefabricado permite abaratar costos en la vivienda, con la ventaja de que los tiempos de construcción son menores”, especificaron.
Desde la óptica social, destacaron la posibilidad de generar un mercado local para los plásticos seleccionados, promoviendo mejores condiciones para los recuperadores urbanos.
Finalmente, advirtieron que este desarrollo “implica una nueva posibilidad de reciclaje para los residuos plásticos con la consecuente reducción los que se disponen en relleno sanitario”.
El proyecto tiene como directora a Irma Mercante y como codirectora Susana Llamas; en tanto que el equipo está conformado también por Clarisa Alejandrino, Julieta Chini, Carina Maroto, Juan Pablo Ojeda, Lucas Ávila, Mariano Cereda y Daniel Moreno
Fuente: Unidiversidad