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In Memoriam del Prof. Ing. Don Jorge Fuentes Berazategui

El Ing. Ricardo Úngaro recuerda y despide al Ingeniero Jorge Fuentes Berazategui, quien tuvo una extensa trayectoria como docente de la Facultad de Ingeniería y fue Profesor Consulto de la Casa.

14 de noviembre de 2022, 08:45.

imagen In Memoriam del Prof. Ing. Don Jorge Fuentes Berazategui

     Mendoza 10 de noviembre de 2022
     Día de la Tradición                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

In Memoriam del Prof. Ing. Don Jorge Fuentes Berazategui

Atención pido al silencio
Y silencio a la atención
Que voy en esta ocasión
Si me ayuda la memoria
A mostrarles que a mi historia
Le faltaba lo mejor

Ningún otro día puede ser más apropiado con versos del Martín Fierro para despedir sin consuelo, a nuestro gaucho profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo. Don Jorge Fuentes Berazategui, quién se nos fue “pal lao del silencio”.

Aturdidos y consternados por su partida súbita y discreta, trataré de expresar atrevidamente el sentimiento de todos los que lo conocimos, como colega, amigo y compañeros de trabajo.

Yo no repetiré la respetuosa y sentida referencia a su persona, informada con la formalidad apropiada por su partida, a la comunidad de nuestra casa de estudios, la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo; sino que expresaré esos sentimientos que nos apesadumbran a los amigos que se van sin tiempo para decir adiós.

No es nada fácil Jorge imaginar el aula, el laboratorio, los pasillos y las calles de la universidad, sin verte caminar con andar cansino pero firme, con tus borceguís lustrosos, tu ropa impecable; en invierno con tu campera verde oliva, engalanada por la enseña nacional, y siempre con camisa, pañuelo y pasa pañuelo al cuello, haciendo gala de tu gaucho sentir y de tu fervor nacional.

Tus fuertes convicciones tradicionalistas, tu sano nacionalismo, y tu convicción de soldado argentino comprometido con la fuerza Ejército Argentino, y con tu grado militar de oficial reservista, te hicieron especial y ejemplar. En los actos patrios al son de Aurora y el Himno Nacional Argentino, estabas parado allí firme como una estaca rindiendo honores, asimismo en las fiestas tradicionales o protocolares, tanto universitarias como provinciales. En esas circunstancias lo hacías con tus mejores pilchas gauchas, cuando no montando tu pingo brioso al frente de otros gauchos iguales a vos, engalanados con aperos criollos, sogueras de tiento y platería. De este modo, la dupla jinete y corcel estaban vestidos para la ocasión del desfile. 

Por supuesto no te faltaba el facón de plata en la cintura y el poncho, que a veces impetuosamente gesticulabas desenvainar, como para arreglar la disputa como “endenantes”. En el campo era común poner en orden las cuentas de honor de esa manera en duelo criollo. Más civilizadamente y en estos tiempos, el facón de buen acero templado en la cintura o en la carona de suela, servía de herramienta de trabajo o para hincarle a una costilla, asada al asador. Tu facón Jorge, y vos siempre fueron inseparables amigos. No obstante, por no ser un instrumento muy académico que digamos, solo tenías en tu bolsillo cada día un pequeño cuchillo de acero francés “Opinel”; ¡no fuera el diablo que hubiera que cortar algo!, o algún descarriado se cruzara en el camino con malas intenciones; y eso para un gaucho es cosa seria, por más profesor que sea. Don Jorge Fuentes Berazategui antes que cualquier título era un cultor de las cosas nuestras y gaucho de ley.

Su esperanza es el coraje,
Su guardia la precaución,
Su pingo es la salvación,
Y pasa uno en su desvelo
Sin más amparo que el cielo
Ni otro amigo que el facón.

Pocos saben, querido amigo, que París te vio vestido gauchescamente para entrar a la catedral de Le Sacre Coeur, y allí frente al altar tomar por esposa a tu amada joven francesa, con la que te viniste para armar tu nido en Mendoza.

Me vine como les digo
Trayendo esa compañera
Marchamos la noche entera
Haciendo nuestro camino
Sin más rumbo que el destino
Que nos llevara ande quiera.

Para que hablar de tu disposición para la defensa de la Patria en vísperas de guerra, o en los entrenamientos militares a esos efectos, en que Malvinas no te tuvo ausente, mientras los jóvenes soldados, suboficiales y oficiales en actividad saltaban el charco para recuperar la tierra irredenta. Allí estabas con las reservas que quedaron en el frente sur y oeste, esperando un ataque enemigo en el continente. Jorge fue como el que subscribe Sanmartiniano de alma: ¡Cuando la Patria está en peligro todo está permitido excepto no defenderla! Gral. José Francisco de San Martín. Así somos los soldados que juramos morir por ella.

En las aulas fuiste insustituible en tus saberes específicos y no será fácil reemplazarte en materias tan trascendentes, sumergido en el mundo diminuto e infinito de la microbiología.

Tu compromiso con la enseñanza fue total, sin buscar gloria personal alguna, sino tu humilde y ética actitud, marcó un camino elevado en el arte de brindar conocimientos en los ámbitos académicos; como en la de la investigación científica. Francia no estuvo ausente en esos menesteres, al mantener de tu parte constante vínculo con centros de ese país. Allí estuviste siempre recibiendo profesores y hombres de ciencia, mostrando las costumbres y cultura argentina y gauchesca; haciéndolo en perfecto idioma francés para sorpresa de muchos propios y ajenos.

Y el que me quiera enmendar
Mucho tiene que saber-
Tiene mucho que aprender
El que me sepa escuchar-
Tiene mucho que rumiar
El que me quiera entender.

Hemos perdido a un hombre íntegro y bueno, al que más de una vez por la severidad de sus pensamientos se lo descalificaba o no se lo comprendía. Aún así jamás bajaste los brazos y seguiste adelante con tus trabajos, y casi como pasando desapercibido, mochila en la espalda, emprendías caminando el regreso al hogar, o asistiendo a otra casa de estudios, para seguir con tus enseñanzas formando profesionales de la ingeniería, o elevando el nivel de los ya titulados en cursos de posgrado. Sin duda fuiste un hombre de variadas facetas.

Así un día trabajando, te sorprendió traidoramente lo que sería una cruel enfermedad, anunciándote que iba llegando el fin del camino. Aún enfrentando esta dura batalla, con dolor y hasta el último resuello, no le aflojaste a la rienda de tus obligaciones hasta el final, cayendo como cae un soldado de verdad. ¿Eras de los que piensan que muertos antes que, rendidos!, gritando: ¡Viva la Patria!

Nos hubiera gustado acompañarte hasta la tranquera del campo, o de seguir juntos esperando a que se hiciera el asado entre mate y mate, o acomodando el paladar con algún buen vino de esta tierra, la tierra que te vio nacer; en la que sentías orgullo de tener algo de sangre originaria y que, con inmenso esfuerzo y sacrificio, honraste a tus padres que querían tener el hijo “dotor”.

Pero voy en mi camino
Y nada me ladiará
He de decir la verdá
De naides soy adulón,
Aquí no hay imitación
Esta es la pura realidá.

No pudo ser, y “asigún cuentan”, se te vio montar tu alazán, y al trotecito con cadente elegancia fuiste dejando el rancho atrás; llegaste a la tranquera terrenal, y al trasponerla empezaste a galopar hacia el cielo para tu encuentro con nuestro Señor, el que seguramente abrió sus brazos para recibirte merecidamente, en el pago celestial adonde van las buenas personas.

Hasta pronto querido camarada, colega y amigo, seguramente ya estarás mateando con los que te han precedido, y en algún momento cuando nos toque, nos habremos de encontrar. Mientras tanto descansa en paz hermano, que tu huella ha quedado marcada aquí para siempre. ¡Los grandes no se mueren nunca, porque viven en nuestros corazones!

Quién recibe beneficios
Jamás los debe olvidar
Y al que tiene que rodar
En su vida trabajosa,
Le pasan a veces cosas
Que son duras de pelear.

Expresamos nuestras condolencias sinceras a tu familia, con profundo respeto y cariño. 

Profesor Emérito UNCuyo – Ing. Ricardo Ungaro.

León de las Heras – Oficial de la Orden de los Leones de Las Heras.

RIM 11 de Infantería de Montaña Gral. Las Heras.

 

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