Con el objetivo de mejorar la composición, análisis y evaluación de la EIA, se lleva a cabo la investigación “Desarrollo de un modelo de Evaluación de Impacto Ambiental aplicado al control de proyectos”, liderado por la Ing. Susana Llamas. Para conseguirlo, en primera instancia, el equipo desarrolló un indicador que realiza la jerarquización de acciones en base a un rango de valoración. Es decir que les asigna un número de importancia que permite identificar rápidamente cuáles deben ser tenidas en cuenta, para buscarles alternativas que prevengan consecuencias ambientales de alto impacto.
¿Qué es la EIA? Se trata de un documento descriptivo destinado a identificar e interpretar todas las acciones de proyectos públicos o privados, y así evitar consecuencias que puedan alterar el equilibrio ecológico, mantener la calidad de vida y preservar los recursos naturales existentes. La Ley General del Ambiente Nº 5.961, sancionada y promulgada en 1992, es la que regula y detalla los parámetros a seguir y tener en cuenta a la hora de redactar la EIA en nuestra provincia.
Entonces, antes de llevar a cabo un proyecto de obra o actividad -desde la construcción de un hospital o un supermercado, diseñar un plan de ordenamiento territorial, mejorar el tratamiento de efluentes residuales, hasta la cosecha de uva-, es necesario elaborar dicha Evaluación. Una vez confeccionada, debe ser presentada a la autoridad responsable -tanto municipal, provincial como nacional-. Luego, una tercera entidad ejecuta el dictamen técnico; y, por último, se convoca a una audiencia pública donde se brindan todas las explicaciones técnicas y legales pertinentes. Si se aprueba todo lo anterior, se consigue la Declaración de Impacto Ambiental que habilita el inicio del proyecto.
Instituto de Medio Ambiente (IMA)
El Instituto de Medio Ambiente, dirigido también por la Ing. Llamas, se encarga de realizar estudios complejos en todas las áreas de la Ingeniería Ambiental. A su vez, ofrece servicios tecnológicos avanzados para el logro del desarrollo sustentable a partir del análisis e implementación de proyectos, obras, procesos y actividades vinculados con la prevención de la contaminación ambiental.
Actualmente, el Centro de Estudios de Ingeniería de Residuos Sólidos, que pertenece al IMA, se encarga de realizar el dictamen técnico de aproximadamente 100 proyectos por año. Pero, al analizarlos y evaluarlos, empezaron a notar que existían ciertos problemas con la redacción de las EIA, específicamente en el programa de vigilancia y control ambiental, que es el que contiene las medidas preventivas para evitar las consecuencias de los impactos identificados. Pudieron evidenciar que en algunos casos los indicadores pueden ser imprecisos y de difícil implementación, por diversas razones como: la falta de ponderación de las acciones, la justificación de las alternativas, la dificultad de ejercer el control sobre cada acción, entre otras.
“Ese fue el principal motivo de empezar este proyecto”, aclaró la Ingeniera. Respecto al tipo de proyectos que reciben agregó: “La gran mayoría son proyectos de obras relacionados a los hidrocarburos: perforación de nuevos pozos, tendido de oleoductos y gasoductos. Cuyos proponentes han sido YPF, EMESA, Petrolera El Trébol, entre otros”.
Beneficios del indicador
El indicador, llamado “Importancia de las Acciones del Proyecto”, permite clasificar de forma rápida y eficiente todas las acciones posibles de la EIA, para decidir cuáles deben ser tenidas en cuenta al momento de su control durante todas las etapas del proyecto.
“Funciona en base a una escala de valoración que se encuentra entre el rango de 13 y 30: por ejemplo si el valor de una acción es menor que 13, significa que requiere controles rutinarios porque se la considera de baja importancia; pero si, por el contrario, es mayor a 22 significa que estas acciones deben tener vigilancia permanente. De esta forma, el indicador mide y jerarquiza la importancia de las acciones más significativas para prevenir consecuencias ambientales. A diferencia del método matricial tradicional en el que todas tienen simplemente el mismo valor”, explicó la directora.
Otra ventaja, es que al utilizar el indicador y profundizar la descripción del proyecto en cada una de las acciones posibles, permite conocer de mejor manera en qué momento, cuándo y dónde se van a llevar a cabo. De esta forma, facilita la actividad de control que debe realizar la autoridad pertinente.También posibilita la justificación del motivo de elección entre las distintas alternativas.
Además, es importante puntualizar dicho indicador porque la EIA tiene en cuenta el proyecto en su totalidad: primero la etapa de construcción, segundo la de funcionamiento y por último la de cierre o desmantelamiento, que es cuando se debe volver al estado previo del proyecto. Entonces, esto lleva a que se pueda continuar en todo momento con las mismas medidas preventivas y anticiparse así a cualquier tipo de consecuencia o accidente.
Futuras aplicaciones
“La utilización del indicador no requiere mucha capacitación, ya que se trabaja desde una planilla de cálculo preprogramada”, indicó la Ing. Llamas. De esa forma, quien propone un proyecto debe completarla con todas las acciones para que sean calificadas y clasificadas según el rango establecido.
Teniendo esto en cuenta, el equipo de investigación viene realizando diferentes exposiciones y seminarios para incentivar, tanto a las autoridades de control como a quienes proponen un proyecto, para empezar a utilizarlo.
Por último, en la edición de Agosto de la revista Tecnología y Ciencia, ya se encuentra publicado el artículo “Valoración Difusa de la Importancia Ambiental de las Acciones de Proyectos“ en el que se presenta y explica el funcionamiento del modelo con la utilización del indicador.