Dos aplicaciones para el plástico reciclado
Se estudiaron dos tipos de elementos constructivos: paneles prefabricados para viviendas y adoquines para pavimentos. Los resultados primarios de la utilización de mezclas cementicias en elementos constructivos han mostrado la factibilidad técnica para su utilización en paneles de viviendas, aunque esa aplicación requiere suministros en cantidades difíciles de asegurar para la producción. En ese sentido es que se propuso estudiar la posibilidad de producir adoquines.
Compromiso con el medioambiente
La investigación está en consonancia con el cuidado ambiental, ya que promueve la valorización de residuos y favorece el ahorro energético durante la etapa de uso de los paneles. Además, responde a la necesidad que poseen las organizaciones de Mendoza para aprovechar ciertos materiales de rechazo, por ejemplo, los flejes. Un beneficio de la utilización de estos plásticos en mezclas cementicias es que requieren menos tratamientos que en el reciclaje tradicional. Tal como expresó Ojeda: “En este tipo de aplicaciones el material se tritura tal como está o con un lavado mínimo, sin la necesidad de eliminar impurezas poliméricas y no poliméricas que requiere el reciclaje termomecánico”.
Proyectos vinculados con la sociedad
La convocatoria SIIP en la que se enmarca el proyecto está dirigida a establecer vinculaciones con la sociedad que respondan a ciertas demandas actuales. Desde la concepción del proyecto impulsado por Mercante se trabajó en vinculación con empresas que dieron cuenta de algunas problemáticas a resolver. Al respecto comentaron: “Estamos vinculados con tres empresas, para desarrollar aplicaciones para algunos de sus residuos y sustituir materiales importados”.
“Mediante búsquedas en la literatura científica internacional, consulta con expertos y ensayos experimentales desarrollamos estos materiales. En base a los resultados preliminares, si son favorables, se avanza a la siguiente etapa”, dijo Ojeda.
Investigar en pandemia
El advenimiento de la pandemia por el COVID-19 conllevó cambios de hábito y ciertas restricciones. En el ámbito universitario esto significó el cierre temporal de espacios que normalmente son ocupados por docentes y estudiantes. Particularmente para la ejecución de este proyecto esto se tradujo en laboratorios cerrados. Irma Mercante se refirió a esto: “Con la pandemia algunos ensayos de laboratorio se atrasaron porque no podíamos entrar al CEIRS (Centro de Estudios de Ingeniería de Residuos Sólidos). Estuvimos más de un año sin entrar, pero aprovechamos el tiempo e hicimos publicaciones de divulgación”.