La clase, desarrollada el sábado 18 de octubre en el Andino Tenis Club del parque General San Martín, fue pensada y desarrollada a través de una “coreografía didáctica” que "sale de la caja", de las formas tradicionales de pensar y organizar una clase.
La experiencia, a través de una metáfora en que el tango fue protagonista, permitió poner en foco “el abrazo entre la enseñanza y el aprendizaje”. Esa misma metáfora nos ayuda a comprender el vínculo pedagógico. La enseñanza y el aprendizaje necesitan encontrar la distancia justa: ni tan cerca como para ahogar, ni tan lejos como para abandonar.
En ese espacio intermedio ocurre la magia: la enseñanza orienta y marca la trayectoria según la coreografía que imagina al escuchar las intenciones que marca la música, mientras que el aprendizaje interpreta, responde y añade su propio brillo en los momentos que la enseñanza le abre.
Este delicado equilibrio refleja lo esencial de la formación por competencias. El docente acompaña, facilita y guía, pero es el estudiante quien se convierte en verdadero protagonista, creando a partir de la orientación recibida y construyendo, paso a paso, su identidad profesional.
En la estrategia de enseñanza compartida, tango y formación por competencias laten al mismo compás: planificación, mediación, retroalimentación y reflexión se entrelazan para lograr mucho más que una coreografía bien ejecutada. Se busca un aprendizaje vivo, en el que el estudiante no solo reproduce, sino que se atreve a interpretar, a crear y, sobre todo, a disfrutar de la danza del conocimiento.
El tango deja de ser “pasos” y se convierte en un proceso de construcción compartida, como la formación profesional deja de ser “temas” para transformarse en trayectorias de aprendizaje con sentido.
